La media jornada no se presenta casi nunca como solución para conciliar cuando trabajas de periodista. ¿Romper el techo de cristal? Si tienes un hijo, tu ascenso se guarda en un cajón. Tu carrera se frena, pero tu estrés se dispara: nadie es superwoman. Afrontar tu trabajo mientras lidias con la maternidad afecta no solo a las periodistas de base o a las freelances, sino también a aquéllas con cargos de responsabilidad en las redacciones. Pregunté, quise entender; ellas me respondieron. Y esto es todo lo que pierdes si eres mujer, periodista y madre.
Combinar la maternidad con un puesto de trabajo es complicado. Compaginarlo con la paternidad también lo es.
Claro que, según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el empleo del tiempo, ellas siguen dedicando al día, aún estando ocupadas, una hora y 24 minutos más de media que los hombres al cuidado de la descendencia.
Cómo ser periodista y madre al mismo tiempo
Si al trabajo que supone la crianza, le sumamos otro con ritmos rápidos y con picos de mayor actividad imprevista como sucede en el periodismo, ¿cómo se hace frente a una carrera laboral y al cuidado de una criatura?
Convertirte en madre o padre es un determinante importante en la participación en el mercado de trabajo. Y, por supuesto, tiene una incidencia muy diferente en el empleo masculino y femenino.
De hecho, la tasa de empleo de las mujeres que no tienen hijos es más alta que la tasa de empleo de las que sí los tienen, mientras que con los hombres ocurre justo lo contrario.
Ante este panorama, cada persona armoniza la vida familiar y laboral de manera distinta, y encuentra sus propias estrategias para tratar de encontrar un equilibrio.
Pero la búsqueda de ese equilibrio no está exenta de conflictos y de dificultades en la profesión periodística.
Natalia Papí Gálvez, profesora en la Universidad de Alicante, explica que “en tanto que la conciliación queda estrechamente ligada a los procesos productivos parece conveniente tener en cuenta las particularidades de cada medio y función”.
Pone como ejemplo las redacciones de la prensa tradicional, en ellas, “las dificultades procedían, sobre todo, de los horarios y, en particular, de la prolongación de las jornadas laborales. En principio, las condiciones horarias son las mismas para todos los que trabajan».
«La cuestión de género radica en la adscripción de los roles sociales relacionados con la esfera del cuidado y doméstica. Las implicaciones son principalmente profesionales pero también personales y familiares”, expone.
Puedes tener un jefe que no te de facilidades cuando nace tu hijo
“En los medios suele depender un poco de las personas, no es un tema fácil de gestionar por el tipo de trabajo que tenemos, vinculado a la actualidad, pero en algunas secciones o funciones sí se pueden plantear otras formas de trabajo”, explica Laura Pintos, responsable digital de ABC.
Su experiencia ha sido variada: tuvo un primer jefe que no le dio ninguna facilidad para conciliar, “un segundo sí, me ofreció adelantar un poco mi jornada laboral para adaptarla a mis nuevas necesidades”.
Conciliar si eres madre; tener horario flexible si no lo eres
Lucrecia Hevia, directora de eldiario.es Andalucía, confiesa que ser madre le ha hecho recapacitar sobre la capacidad de conciliación de su redacción.
“Si quiero ver a mis niños, los que trabajan conmigo también querrán tener su rato de vida personal”, argumenta.
El equipo que compone eldiario.es Andalucía es pequeño y “eso tiene ventajas porque es mucho más fácil de gestionar”, añade.
El equilibrio lo buscan mediante una política de turnos que incluye dos tardes libres para cada una de las personas que componen la redacción. Pero no siempre es fácil, aunque ella sí cree que “hay que buscar la flexibilidad”.
Esta es una solución con la que trabajan en esta redacción, pero las tácticas para conciliar pueden ser diversas.
Papí Gálvez afirma que “las principales son con frecuencia las mismas [que en otras profesiones] pues dependen de los recursos disponibles”. Pero ¿todas son efectivas en el ámbito del periodismo?
La media jornada no es efectiva para conciliar en periodismo
Las principales estrategias laborales “están sujetas a los convenios. A priori sabemos que existen tres posibilidades: permisos y licencias, reducción de jornada y excedencias”, detalla la profesora.
De hecho, si se consultan los datos de la Encuesta de población Activa del primer trimestre de 2019, se observa que la media jornada sigue feminizada.
El 75% de las personas que la ocupan son mujeres. Y entre ellas, “473 -el 22%- aseguran que el motivo de este tipo de jornada se debe al cuidado de niños, adultos y otras obligaciones familiares y personas”.
En cambio, solo 32 hombres, lo que supone un 4%, confiesa elegir este tipo de ocupación por tener que cuidar.
Pese a todo, Papí Gálvez incide en que “no siempre es posible reducir la jornada laboral y mantener el mismo trabajo por cómo están concebidos algunos puestos”.
«Nunca he tenido un jefe con jornada reducida»
Un ejemplo es el de E. G. M., redactora jefa en un medio nacional: “no cogí horario reducido, soy redactora jefa y tendría que hacer el mismo trabajo en menos tiempo por menos dinero, no tendría sentido”, revela.
Sin embargo, la existencia de un convenio laboral favorable a la conciliación le ayudó a armonizar la vida familiar y laboral con la llegada de un nuevo miembro a su familia.
Pintos tampoco optó por reducir su jornada “no sé si hubiera promocionado en caso de hacerlo. Todavía eso parece difícil de conseguir, yo nunca he tenido un jefe de redacción con jornada reducida”, especifica.
La media jornada parece que no es una solución que se ajuste a las dinámicas del periodismo.
«El estrés se multiplica por mil»
B. N., subdirectora en un medio de televisión nacional, insiste en que si tienes que “salir a grabar, no puedes reducirte a cuatro horas”, al final, lo que implica es que “tienes que sacar el trabajo adelante en menos tiempo. Con lo cual, el estrés se multiplica por mil”, concluye.
Por supuesto, la crisis también influye en la gestión del tiempo porque ha hecho mella en las empresas mediáticas que han visto sus redacciones mermadas.
Y esto revierte en la conciliación familiar: donde había dos o tres personas realizando un trabajo, ahora solo hay una, por lo que la sobrecarga es mayor.
Todo se complica más si eres madre y freelance
Todas estas circunstancias se dan cuando perteneces a una plantilla y tu relación con el medio está mediada a través de un contrato laboral.
Pero todo cambia cuando eres autónoma, una tendencia que está en auge debido a la situación que atraviesan los medios de comunicación. Elena Cabrera es también periodista, y freelance desde hace años.
GEMA VALENCIA: Si hubieras trabajado en una redacción ¿crees que la conciliación hubiera resultado más fácil o más difícil?
ELENA CABRERA: Más fácil, sin ninguna duda. Está claro que hay días en los que pasan cosas y te tienes que quedar, pero no es lo mismo estar en casa todo el día en régimen de flexibilidad y autoexplotación que tener un contrato laboral, hacer tu trabajo fuera y, cuando vuelves, tienes tiempo libre.
Además, trabajando por cuenta propia, Cabrera recuerda que “al principio me sentía invencible porque ser madre me pareció algo muy potente y emocionante, lo cual se me presentó como una fuente de energía… que se agotó rápidamente”.
Y al agotarse, durante el primer y segundo año de maternidad, vivió “la clásica dicotomía de las madres trabajadoras precarias: o trabajar para pagar la guardería o tener al bebé en casa y trabaja lo que se pueda”, relata.
Dejar o no tu trabajo de periodista para criar a tu hijo
Cuando B.N. tuvo a su primera hija decidió dejar de trabajar durante un año para dedicarse a la crianza.
“Yo desde el principio lo tenía muy claro, que prefería ganar menos, por ejemplo. Prefiero ser autónoma, y entregar los reportajes cada semana, pero yo organizar mi tiempo que ganar más”, confiesa.
“También es verdad que me lo he podido permitir, tenía la seguridad de mi marido. No todas las mujeres se lo pueden permitir”, concluye.
Así, las estrategias con las que las mujeres se enfrentan a la maternidad y a sus carreras dentro del ámbito periodístico soy muy diferentes.
Todas dependen de los recursos de los que dispongan, incluidos los servicios públicos, como guarderías, y los propios, donde entrarían también familiares, parejas y otras personas con las que se reparte el trabajo del cuidado de los hijos.
Y, dependiendo de los recursos disponibles, las opciones de elección, como priorizar lo profesional o lo personal, son mayores.
El techo de cristal es una realidad en los medios
El tiempo que cada cual pueda dedicarle a la profesión, según las preferencias personales y los recursos de los que se disponga, influye sobremanera en el momento de promocionar, y sobre todo, a la hora de alcanzar una carrera de éxito en el sector.
Lucrecia Hevia cuenta que, cuando se le presentó la oportunidad de lograr un puesto de mayor responsabilidad, como el que tiene actualmente, la maternidad me influyó «para pensármelo dos veces”.
Y además considera que no es una reflexión que se deba hacer en solitario: “En el caso de ellos, tampoco deben hacerla solos. O sea, tú la tienes que hacer con tu pareja, y decir, bueno ¿cómo nos vamos a organizar?”, detalla.
Pese a todo, las mujeres siguen siendo las que más concilian. B.N. explica que “todavía se piensa que somos las que nos tenemos que hacer cargo, entonces es rarísimo que un hombre diga: ‘lo siento, pero yo a las cinco me voy todos los días porque quiero estar con mis hijos’. Sin embargo, en una mujer está bien visto que digamos eso”.
E. G. M. opina que muchos hombres están cambiando, pero que “en general, la mayoría de ellos aún no asume la responsabilidad de la crianza igual que las mujeres, y tampoco asumen que la conciliación es una prioridad de la agenda pública y política social que a ellos les debe afectar igual que a nosotras. Y así no hay cambio posible”.
Esta reproducción de los roles de género tiene sus consecuencias. Una de ellas es el techo de cristal, algo que en las empresas periodísticas sigue siendo una realidad.
Si eres mujer, periodista y madre, el panorama puede verse de manera clara en el Informe sobre la profesión periodística de 2018 que elabora anualmente la Asociación de la Prensa de Madrid APM).
Los hombres siguen copando los puestos directivos, pese a que la presencia de ambos sexos es similar dentro de las redacciones.
Miedo a que ya nadie te contrate cuando eres madre
Además, existe el miedo de que tras ser madres, los medios no vuelvan a contar con las periodistas a las que les toca volver a la vida laboral.
“Yo la primera vez que me quedé un año sin trabajar para cuidar a mis hijas, tenía ese temor. Un año desenganchada de esto, cuando yo quiera volver, ¿me van a llamar o no me van a llamar”, confiesa B.N.
Sobre este aspecto, Elena Cabrera también ha tenido malas experiencias: “siendo madre, hice una entrevista de trabajo para entrar en un medio y el director me dijo que preferían a gente más joven y con mayor flexibilidad”.
¿Y cuáles pueden ser las posibles soluciones?
Laura Pintos considera que hay “puestos, secciones y funciones que permiten horarios reducidos o cambios de horarios, y se deberían premiar las iniciativas concretas en este sentido”.
Además, E. G. M. reivindica que hay que cambiar la cultura de trabajo, “aprender a decir sin vergüenza ‘no es necesario calentar la silla‘ o ‘si no es urgente, no voy a molestarte con un tema de trabajo'».
“¿Sabes lo que pueden hacer, así para empezar?», ironiza Hevia.
«No montar una rueda de prensa a las 9 de la noche”, apostilla.
“Yo ya estoy acostumbrada, pero lo piensas fríamente, y bueno, si vamos a hablar de conciliar, vamos a hablar de conciliar todos”, continúa.
En cuanto a las políticas públicas que tratan de facilitar la conciliación, la directora de eldiario.es Andalucía cree “la conciliación está fenomenal y el planteamiento de la conciliación está estupendo. Pero la conciliación no solo puede ser dejar a tus hijos en otros sitios”.
Los padres deberían implicarse más en la crianza de los hijos
Su sensación es que el foco general que tenían las políticas para la conciliación tenían su sentido para que las mujeres pudiesen salir del ámbito doméstico, pero “creo que hay un punto en el que podemos avanzar un poco. Y, efectivamente, implicar más a los papás o a las parejas”, concluye.
Quizás sea la hora de dejar de hablar conciliación, para comenzar a hablar de corresponsabilidad. Parece evidente que los hombres no se han incorporado al trabajo de cuidados en la misma medida que las mujeres al mercado de laboral.
Es ahí cuando emergen las dobles y triples jornadas que soportan las mujeres, y donde surgen los problemas a la hora de conciliar carrera y familia.
¿Qué hacen ellos para conciliar? ¿son corresponsables?