De Trump a Bolsonaro: ¿Qué debemos aprender los periodistas para cubrir Elecciones?
España se acerca a una doble cita electoral con las Elecciones Generales y Europeas y locales, mirando por el retrovisor lo que aconteció en Estados Unidos con Donald Trump y en Brasil con Jair Messias Bolsonaro. ¿Qué podemos aprender los periodistas españoles de aquellas dos experiencias para hacer frente a la desinformación, las mentiras de los candidatos, la publicidad política en Facebook, los bots en Twitter y las campañas organizadas de bulos en WhatsApp?
En este monográfico de ReddePeriodistas.com, queremos dar respuesta a esa y otras preguntas, dando voz a seis periodistas que trabajan en EE UU, Brasil y España para recabar cómo deberían enfrentarse las redacciones a las campañas de desinformación, falsedades y bulos

Soledad Gallego-Díaz
DIRECTORA DE
EL PAÍS

Selymar Colón
VICEPRESIDENTA DE UNIVISIÓN NOTICIAS

Clara Jiménez
FUNDADORA DE MALDITA.ES

María Sánchez
OPERACIONES LOCAL
WASHINGTON POST

Carolina Trevisano
COLUMNISTA DE
UOL

Lucía González
JEFA DE SECCIÓN EN EL PAÍS MADRID
Cuando Donald Trump se presentó a la carrera presidencial, los periodistas estadounidenses descreían que pudiera siquiera llegar a la nominación republicana. Cuando la ganó, tampoco pensaron que habitaría la Casa Blanca como el 45º presidente de los EE UU.


La lección más importante que aprendimos con Trump es que no hay que subestimar ni al candidato ni a su electorado.
SELIMAR COLÓN
vicepresidenta y redactora en jefe de Univisión Noticias
Previo a al resultado de las elecciones, Trump era una garantía para las televisiones, los canales de 24 horas y los diarios digitales. Cada vez que Trump aparecía, daba igual que lanzara falsedad o barbaridad, porque sus declaraciones disparaban las audiencias; y había que darlas.
Trump como palanca de audiencia
Sin embargo, el fenómeno Trump también nos enseñó a los periodistas que muchas de las inquietudes, rencores y odios de los que fueron sus votantes estaban por debajo del radar de los medios.
El periodismo estaba acostumbrado a que los políticos apalancaran su discurso con soluciones para las denominadas minorías. Hicieron lo mismo en la última campaña. Trump, no, como bien recuerda, Selymar Colón, vicepresidenta y redactora en jefe de Univisión Noticias.
Si, como dice, Selymar Colón, no hay que subestimar al candidato, la otra posible enseñanza es cómo combatir desde el periodismo a la extrema derecha. Sí, Trump creó dudas sobre la veracidad y el rigor de las informaciones de los medios.
Brasil WhatsApp Bolsonaro
Sin embargo, en Brasil, con Bolsonaro y su uso de WhatsApp, como arma de comunicación política -y desinformación- para acceder al poder, también cogió con el pie cambiado a los periodistas.
Y allí, pese a que un pool de 24 medios se unieron para verificar cada una de las propuestas del candidato de ultraderecha, desmentirlas y publicar dichos desmentidos, Bolsonaro ganó.
Es necesario el fact-checking, explica Carolina Trevisán, columnista de UOL, pero verificar no es, ni fue, suficiente. Hay que tomar posición.

Hay que explorarlas debilidades de la extrema derecha y nombrar las cosas por su nombre: discurso fascista.
CAROLINA TREVISÁN
columnista de UOL

Así, los fenómenos de Trump y Bolsonaro, el banco de pruebas de desinformación masiva que fue el referéndum del Brexit o el viraje del votante hacia la extrema derecha en Italia han hecho que cualquier cita electoral posterior, como las dos que suceden en España el 28 de abril -Generales- y el 26 de mayo -locales y Europeas-, sea un reto para los periodistas.
¿Qué hacer entonces cuando muchos partidos políticos ven el rédito electoral que a Trump y Bolsonaro les dio la mentira?
Como bien recuerda Soledad Gallego-Díaz, directora de El País, los políticos «siempre han tenido una relación laxa con la verdad». No obstante, también matiza que las campañas de desinformación no tienen nada que ver con esto, y, esto, va mucho más allá de la mentira política.
“Todo ese movimiento de falsedadhay que combatirlo; pero no desmintiendo todo el rato sus mentiras, sino creando una información potente sobre los temas que de verdad deberían interesarle a la gente. Lo que ellos utilizan son armas de distracción masiva para impedir que nos fijemos en lo que de verdad importa. Nosotros no deberíamos caer en eso”
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ
directora de EL PAÍS
Precisamente, respecto a esto que menciona Soledad Gallego-Díaz, el uso de las redes sociales como distracción también permisiva, que saca de la agenda informativa los temas importantes para la ciudadanía, hay que regresar a Trump como enseñanza.
El actual presidente de EE UU utiliza Twitter, y cada tuit suyo, como cortina de humo para evitar que se hable de temas que le pueden costar el puesto, como la ingerencia de Rusia en las elecciones que ganó, por ejemplo, como recuerda María Sánchez, jefa de operaciones de local de The Washington Post.
María Sánchez también menciona otro de los focos de preocupación de muchas redacciones. Es decir, cómo la publicidad política en Facebook, segmentada hasta el más mínimo detalle de dato personal, también se queda fuera del democrático escrutinio de la prensa.

Me preocupa la publicidad política en Facebook y su opacidad, porque esas campañas quedan al margen de la vigilancia del periodismo.

MARÍA SÁCHEZ
Washington Post

No debemos caer en la política pop y ser un simple altavoz del político, sino rodear sus mensajes de datos muy contrastados.

LUCÍA GONZÁLEZ
jefa de sección El País Madrid
Y contrastar, contrastar y contrastar con datos. Una fórmula bastante saludable, según nos recuerda también Lucía González, jefa de sección de El País Madrid.
¿Desmentir o no desmentir bulos?Esa es la cuestión
Sin embargo, de vuelta a la experiencia de Brasil y el efecto en el voto de los bulos de WhatsApp, queda otra pregunta por hacer. ¿Desmentimos o no desmentimos las mentiras que fluyen en la app de mensajería encriptada propiedad también de Facebook?
Clara Jiménez, fundadora de Maldita.es, organización designada por Facebook como uno de los tres fact-checkers españoles de la red social, se alinea con el sí, hay que desmentir, sí.
Sus razones son tajantes, y dice que si no se desmintieran, por esa misma razón, los medios deberían dejar de publicar periodismo de declaraciones.
Fotos y agradecimientos:
Congreso de Periodismo Digital de Huesca