Bajo el auspicio de la Comisión Europea, la fundación Maldita.es liderará la creación de un código ético para los verificadores europeos. El proyecto definirá las reglas de su labor contra la desinformación. Entre sus objetivos, también está evitar el falso fact-checking o la suplantación por parte de grupos de interés y presión en la verificación de hechos.

“El Código Europeo de Integridad Profesional de Verificadores Independientes (CEIPV) no existe todavía. La idea es que entre los verificadores de toda Europa lo creemos a lo largo del año que viene, para que se defina qué es un verificador y quién no”, explica a ReddePeriodistas.com Clara Jiménez, cofundadora de Maldita.es.
Los fact-checkers se rigen por unos estándares de transparencia, de metodología, de honestidad profesional y de ética periodística establecidos en la IFCN o red internacional de verificadores.
Sin embargo, la Comisión Europea quiere que exista un código comunitario, con reglas europeas propias, y no solo de parámetros mundiales.
De esta manera, bajo este auspicio de Bruselas, la Fundación Maldita.es liderará un consorcio de fact-checkers para culminar en los próximos dos años ese código europeo (CEIPV).
El equipo de trabajo quiere compartir experiencias entre todas las organizaciones de verificación de Europa para evitar así que se den suplantaciones el trabajo que realizan contra la desinformación.
No en vano, se han dado casos, en algunos países, que algún partido político ha querido crear su propia marca de fact-checking, por lo que este código también quiere impedir este tipo de malas prácticas.
“En Europa, el CEIPV evitará que determinados grupos de interés o de presión puedan ser un fact-checker sin cumplir todas estas reglas”, apostilla Carlos Hernández, jefe de Políticas Públicas de Maldita.es.
Para ello, AFP (Francia), Correctiv (Alemania), Demagog (Polonia), Pagella Politica/ Facta (Italia) y EU DisinfoLab (Bélgica), liderados por la Fundación Maldita.es (España), conforman el European Fact-Checking Standards Project, cuya misión será plasmar esos estándares y gobernanza en su labor.
El establecimiento de estos estándares, así como los mecanismos para evaluar su cumplimiento y para ayudar a las organizaciones a alcanzarlos “sólo puede ser llevado a cabo por los propios verificadores europeos a través de la discusión y el acuerdo”, explican desde Maldita.es.
“En este proceso, que recogerá muchas de las reglas del IFCN, deben participar hasta 80 organizaciones del continente, no solo de la Unión Europea, sino de otros países”, añade Carlos Hernández.
“El objetivo final no solo es crear un ‘sello de calidad’, sino que este proyecto tiene una parte más importante: reconectar a los verificadores europeos [y que vuelvan a compartir experiencias] sobre cómo somos atacados a nivel europeo y mejorar la coordinación para combatir las mentiras”, pronostica Clara Jiménez.
Uno de los primeros hitos de todo este trabajo de creación de la gobernanza en 2022 y 2023 será una reunión de todos los verificadores europeos en Madrid, en septiembre de 2022.
“Arrancamos los equipos de trabajo en enero, y es muy posible que tengamos ya este Código Europeo de Integridad Profesional de Verificadores Independientes en agosto”, adelanta Clara Jiménez.
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