Cuando la desinformación se expande más rápido que la verdad, el fact-checking es necesario, pero no tan eficaz como quisiéramos. ¿Qué nos queda entonces? “Los medios necesitamos formatos tan virales como los bulos para contrarrestar las mentiras que les llega a los ciudadanos por WhatsApp o resto de redes sociales”, nos explica Virginia P. Alonso, directora de Público, en esta vídeo entrevista.
Cuando hace unos meses entrevisté a Virginia P. Alonso, hoy directora del diario Público, muchas de sus reflexiones sobre la desinformación quedaron fuera del ‘final cut’ de la realización de aquella vídeo entrevista o, al menos, no emergieron con la suficiente importancia.
Hoy, las rescato. Porque los periodistas siempre estamos a tiempo de proponer una verdad contra la mentira.
Sobre todo, porque la mentira se utiliza hoy no solo para hacer negocio, sino también como arma política.
Más aún en asuntos tan ampliamente superados en la sociedad española como la violencia de género.
¿El fact-checking aparece como una de las actividades que están ahora sobre la mesa de muchas redacciones? Sin embargo, ¿la verificación no formaba ya parte de nuestro oficio?
Yo creo que el fact-checking es muy útil, sobre todo, para esos bulos que no siempre son noticias. Ahí está el trabajo que realiza Maldita.es.
De hecho, yo creo que hay muchos más bulos que son simple mensajes de WhatsApp que una información como tal.
Pero, en el caso de las informaciones, que son mentira o que no son del todo verdad o que están manipuladas, hay un estudio del MIT que lo dice clarísimo: la mentira llega mucho más rápido que la verdad.
Es decir, que tú publicas una mentira y cuando quieres ir a desmentirla, esa verdad va a llegar a muchísima menos gente que a quien ha llegado el bulo. Por lo tanto, no es un sistema eficaz.
¿Y qué podemos hacer entonces?
Para combatir la desinformación, primero, lo que necesitamos es mucha formación, sobre todo formación ciudadana.
En los colegios, a los chavales no se les enseña no solo los derechos que tienen como ciudadanos, sino tampoco las obligaciones.
Y una de las obligaciones que tenemos todos es estar bien informados, porque solo así podemos tomar decisiones que tienen trascendencia para la buena salud de la Democracia.
¿Eres partidaria de desmentir el bulo o crees que desmentirlo sirve de altavoz al propio bulo?
Yo creo que depende del bulo. Otra cosa es que, efectivamente, estemos hablando de temas que están ampliamente consensuados y sobre los que no debería haber discusión.
Por ejemplo, la violencia de género…
Claro. La violencia de género también es una prioridad. Es un servicio público el dejar clarísimo lo que sucede.
No olvidemos que cada año tenemos entre 50 y 70 mujeres asesinadas.
Por tanto, creo que nuestra tarea como periodistas es no permitir que nadie ponga en duda las razones por las que eso está ocurriendo.
¿Y cómo combatimos entonces la mentira?
La clave para poder contrarrestar eso, en mi opinión, es conseguir crear formatos que terminen siendo tan virales como lo son los bulos:
1.- Crear formatos sencillos, muy de listas,
2.- Muy de puntos muy bien explicados, para que se puedan difundir (a la misma velocidad).
3.- Que sirvan de herramienta a personas que tienen dudas en un momento dado
4.- Y que, con ellos, puedan contrarrestar un mensaje que les llegue por WhatsApp o por redes sociales.
Yo creo que una de las claves ahora mismo está ahí, pero no creo que nos tengamos que callar ante los bulos sobre la violencia de género, sobre todo, cuando es una violencia que está causando muertes.
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